Mi experiencia en Jerusalén y en el Vaticano

Jerusalén en la Iglesia de Nazareth

**ATENCIÓN** NO apto para personas de mente cerrada.


Hola,


Hoy te voy a contar mi experiencia y punto de vista sobre Jerusalén y el Vaticano.


Esto es con la intención de compartir un punto de vista personal que a la vez fue remarcado por mis guías y que es lo importante en todo esto.


Como recordarás, en marzo tuve la oportunidad de viajar a Jerusalén, una semana antes de Pascua.


Lo que viví fue un proceso profundo de conexión con la esencia amorosa del maestro Jesús, sin embargo esa conexión no la encontré afuera, en los lugares “santos”, sino todo lo contrario, ya que “Tierra santa” es un lugar lleno de contrastes, contradicciones e incongruencias. Mientras mis experiencias externas eran contrarias al amor, compasión y unidad; en mi interior se revelaba el verdadero motivo del estar ahí; recordar que todos estamos unidos, todos tenemos miedos y todos tenemos la oportunidad de conectarnos a Dios y a su hijo, no importando en donde nos encontremos; no importando raza; no importando religión, fe o creencia, solo basta con que abras tu corazón y le des cabida a ese amor, a su lección de “Amaros los unos a los otros y aceptarnos tal cual somos”.


Cuántas veces no albergamos ilusiones, pensamientos de que algo o alguien mejor está del otro lado; que si vas al lugar que pisó Jesucristo ya casi casi, te ganas la medalla de santidad; que quienes viven en Israel son bendecidos y únicos; cuando en realidad nada ni nadie está por encima de ti.

Los que viven en la Y de la tierra prometida o “Holy land”, que es así como nos instruyeron que le llamáramos, no viven una vida mejor o más santificada que nosotros.


Continúan viviendo en un pleito eterno por el territorio; sofocando y paralizando a la mujer; exigiendo de sus pobladores ciertos estándares de conducta pero tratando de hacer lo opuesto con las y los extranjeros que los visitan. Muchas cosas más que no entraré a detalles porque me saldría del tema.


Al estar ahí, recordé cuántas personas hacen sacrificios de todo tipo para ir hasta allá, al medio oriente para entrar en contacto con Jesús, el  que ya mora en sus corazones, simplemente que no nos la creemos, queremos más, queremos estar donde él estuvo, donde él caminó, donde Él vivió, pensando que así la conección será más profunda.


Ahora, al estar en el Vaticano, fué una sensación muy similar, llena de contrastes e incongruencias.


Cuando hablo de incongruencias, se supone que Jerusalén y el Vaticano, son los puntos consagrados a Dios y su hijo.


Son la matriz y la sucursal principal de la religión y lo menos que yo puedo esperar es que los conceptos que te inculcan se vivan ahí mismo.


Y es ahí donde entró mi tristeza, desconcierto, enojo y hasta un punto,  falta de entendimiento. Ya que observé en ambas partes lo contrario. ¿En dónde están los votos de pobreza?, ¿dónde está la compasión?, ¿dónde está la hermandad?

El Vaticano, Basílica de San Pedro

Dios está afuera de reglas y pautas marcadas. A Dios lo llevas dentro.


Cuando reconoces esa voz, esa verdad, los miedos se te quitan, puedes caminar más fuerte y más firme.


A Dios y a su hijo no lo vas a encontrar encerrado o siendo el privilegio de unos cuantos. A Dios y a su hijo Jesús los encuentras en Tu corazón, en la forma que tú tratas a los demás, con la compasión y amor que les brindes a los demás; en tus actividades del día a día; en la ayuda y el amor que le puedas generar a tu prójimo, comunidad, país, lugar de trabajo, en fin, cada parte que tus pies y corazón toquen.


La religión no es necesaria, la espiritualidad sí, es la base de quienes somos.


Este espíritu encerrado en nuestro  cuerpo para poder sentir, experimentar y vivirlo a través de los 5 sentidos.


Para esto hemos elegido estar aquí y hemos elegido estar en este espacio y en este momento del tiempo porque por fin se están corriendo las cortinas del olvido; por fin empezamos a recordar que somos más que la materia; somos más que una enfermedad; somos más que una prohibición; somos más que una etiqueta de sexo, raza, género, religión  o nación.


Somos Hermanos, verdaderamente hermanos, venimos de la misma chispa divina, con nuestras propias lecciones por aprender y trascender, y aún con todo eso somos perfectos y capaces de encontrar esa comunión con Dios, con su hijo, con la energía femenina de todas las mujeres que han acompañado a Jesús, porque todos y cada uno de nosotr@s somos hechos a su imagen y semejanza, y cada uno de nosotros lleva en su interior energía femenina y masculina por igual. Todos compartimos la misma raíz y la misma fuerza.


YA NO SIGAMOS PELEANDO, LUCHANDO, NI HACIENDO MENOS AL DE AL LADO O A NOSOTROS MISMOS


TODOS SOMOS MERECEDORES Y DIGNOS DEL AMOR DE DIOS, DE LAS BENDICIONES QUE HAY A NUESTRO ALCANCE


LA FÓRMULA PERFECTA PARA AMARLO ES LA QUE TU CORAZÓN TE DICTE, SE EXPANDA Y HAGA EL MAYOR BIEN POSIBLE, AMÁNDONOS LOS UNOS A LOS OTROS COMO SE NOS INSTRUYÓ DESDE HACE TANTOS SIGLOS.   


Chalice Well en Glastonbury

El viajar a estos dos puntos en particular, me dió la oportunidad de reafirmar y afianzar mi amor por Dios,  por Jesucristo y la energía femenina Madre Celestial.


Selló mi amor y compromiso con la verdad que aunque no es fácil de expresarla es lo que es y el tiempo dá la razón.


Esta es mi experiencia, mi aprendizaje y agradezco al Universo por guiar mis pasos y corazón


Chalice Well en Glastonbury

P.D. En este espacio de la naturaleza, sentí lo sagrado y majestuosos de la Divinidad del Universo.

Namasté

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